Herpangina: causas, síntomas y tratamiento

Herpangina causas síntomas y tratamiento

La herpangina es causada por un tipo de enterovirus, el cual ocasiona que aparezcan llagas o úlceras en la boca. En general se acompaña de mucho dolor, lo cual dificulta la ingesta de alimentos y líquidos, aumentando el riesgo de que la persona sufra deshidratación. Es un cuadro que causa mucho malestar general.

Sin embargo, sus síntomas llegan a ser similares a algunas otras enfermedades causadas por virus de este género, algo que puede llegar a dificultar su diagnóstico en cuadros específicos. Aun así, se trata de una enfermedad cuyo tratamiento se centra en el alivio de síntomas debido a que no existe cura contra este virus.

Índice
  1. ¿Qué es la herpangina?
  2. ¿Cómo se contagia?
  3. Síntomas de la herpangina
  4. Diagnóstico
  5. Tratamiento
  6. Prevención
  7. ¿Cuándo ir a urgencias?

¿Qué es la herpangina?

La herpangina es una infección que afecta a la garganta producida por una infección por el virus del género enterovirus. De esta manera puede ser causada por enterovirus 71, echovirus y coxsackie. En el segundo caso, suele ser el virus de menos frecuencia que puede causar esta enfermedad, mientras que en el último, es mucho más común que se produzca por el virus coxsackie A. De manera general, se considera que es el principal causante de la herpangina.

Herpangina

Hay que tener en cuenta que este virus puede ocasionar otras enfermedades como manos, pies y boca, pudiendo presentar sintomatología similar. No obstante, no deben ser confundidas ya que esta patología puede extenderse, como su nombre lo indica, a otras zonas del cuerpo como las manos o los pies. Incluso en la zona del pañal.

Si bien puede aparecer a cualquier edad, es más común en la población infantil y durante la época de verano. Suele ser muy recurrente en niños de edades comprendidas entre los 3 y los 10 años. Tampoco es común en bebés lactantes, por lo que no se considera como población de riesgo.

Destaca por afectar la mucosa de la cavidad oral, siendo más común la aparición de lesiones en la zona de la garganta y en el paladar. Es posible que se extienda hasta la lengua. Inicia con la formación de pequeños puntos que se transforman en ampollas, que luego dan a lugar úlceras, destacando por ser blanquecinas. Esto suele suceder después que se revientan las ampollas.

Su tamaño es variado, llegando a oscilar entre 2 y 6 milímetros. Pero sobre todo suelen producir mucho dolor y molestias, lo que conlleva a que se rechace la ingesta de alimentos y líquidos. Sin embargo, es una enfermedad de corta duración, aliviándose los síntomas 10 días después del contagio.

¿Cómo se contagia?

En primera instancia, al tratarse de una enfermedad común en niños, se ha comprobado que se suelen desarrollar pequeñas epidemias en entornos como escuelas y guarderías. Por lo que resulta muy común el contagio en infantes y niños escolarizados. Incluso se ha llegado a observar casos en campamentos durante el verano. Aunque es posible que su contagio sea común durante el principio del otoño.

Se trata de un virus de contagio por contacto, por lo que puede ser posible contagiarse al tocar objetos que han sido previamente manipulados por individuos enfermos. En este sentido, suele transmitirse a través de la saliva o incluso las heces. Esto se debe a que puede sobrevivir sobre las superficies como juguetes, mesas, entre otros. De esta manera, al llevarse las manos a la boca, el virus entra al cuerpo. Es posible enfermar a otros con tan solo estornudar o toser.

Aunque existe mayor riesgo de contagio durante la primera semana, es posible que se transmita algunas semanas después a pesar de haber desaparecido los síntomas. El periodo de incubación varía de 3 a 10 días, siendo posible contagiar a la persona durante este tiempo, aunque no se presente ningún síntoma.

Se considera que el virus es capaz de permanecer en la saliva al menos 4 semanas, mientras que en el caso de las heces existe riesgo de contagio hasta 6 semanas o meses. Puede sobrevivir mucho tiempo sobre las superficies, lo cual facilita el contagio de una persona a otra. También es más común en casos donde se comparten los utensilios de alimentación como vasos, platos y cubiertos.

Síntomas de la herpangina

Durante las primeras 48 horas tras el contagio pueden empezar a aparecer los síntomas. Sin embargo, puede ser posible que durante este tiempo no se asocie a la herpangina debido a que se puede iniciar con fiebre. Tras esto, aparecerá el signo que identifica principalmente a esta enfermedad: la presencia de llagas en varias zonas de la boca y garganta. Pueden variar en cantidad, dependiendo de la gravedad del caso, pudiendo llegar a observar hasta 20 lesiones. En general, suele evidenciarse 5 o 6 lesiones.

Síntomas de la herpangina

Una vez pasadas 24 horas de su aparición, empiezan a transformarse en úlceras. A pesar de ser muy molestas, desaparecen por sí solas. Si bien suele ser el síntoma que mayormente identifica este cuadro, suele caracterizarse por:

  • La fiebre aparece de forma repentina, pudiendo elevarse la temperatura corporal a 39ºC y 40ºC, incluso ascender hasta 41ºC. Esto puede acompañarse de ánimo decaído y malestar general.
  • Dolor de garganta, lo cual puede ocasionar molestias cuando se traga.
  • Vómitos, muy común en lactantes y niños cercanos a los 3 años.
  • Dolor de cabeza.
  • Convulsiones, otro síntoma que se observa en algunos lactantes.
  • Dolor abdominal, de cuello y en las extremidades.
  • Pérdida del apetito.
  • Es posible que se observe un aumento de los ganglios linfáticos.

Al hacerse muy difícil el consumo de líquidos, los niños suelen desarrollar deshidratación. Y el riesgo aumenta en aquellos que presentan vómitos. Esto suele ser producto por el dolor provocado por las lesiones en la boca, que también ocasionan que no se consuma alimentos, desarrollando falta de apetito. En este momento se considera esencial acudir a un médico.

Los síntomas pueden llegar a desaparecer una semana después de su inicio. Sin embargo, el contagio pudo producirse antes de este periodo o extenderse después de este.

Diagnóstico

Tras la aparición de la sintomatología, es necesario acudir a un médico para realizar una evaluación. Se deben describir cada uno de los síntomas, así como proceder a realizar un examen físico donde se hace observación de las lesiones en la cavidad oral. También es posible que se realice una toma de muestra de las úlceras para realizar análisis pertinentes que permitan lograr un diagnóstico certero.

En algunos casos se opta por este último protocolo al existir el riesgo de que se pueda confundir con otras enfermedades de síntomas similares. Es posible que se asemeje a la estomatitis herpética aunque en estos casos las llagas se presentan de mayor tamaño y no suelen desaparecer con facilidad. 

Diagnóstico de la herpangina

También pueden ser muy similares a las aftas recidivantes y las aftas Bednar, pero estas tienen una sintomatología diferente y no aparecen lesiones en la faringe. Y, si bien puede haber mayor probabilidad que se confunda con la enfermedad boca, manos y pies, al extenderse esta por otras zonas del cuerpo, resulta más sencillo descartarla. Aun así, para muchos médicos resulta bastante sencillo dar con el diagnóstico al solo observar las úlceras en la boca. 

Tratamiento

Realmente no existe un tratamiento para el virus, por lo que el abordaje se centra en aliviar los síntomas de la enfermedad. De esta manera, queda contraindicado el uso de antibióticos ya que estos no tienen ningún efecto sobre los virus. Tampoco se recetan antivirales para estos pacientes.

Es así como el médico le indicará seguir el siguiente protocolo:

  • Se deberán usar analgésicos y antipiréticos para ayudar a controlar y aliviar la fiebre, los dolores y el malestar general. En este sentido, se recomienda administrar paracetamol o ibuprofeno. Nunca debe usarse aspirina ya que puede provocar complicaciones de salud.
  • El paciente deberá tomar descanso y reposo. No deberá salir de casa a menos que sea para atención médica.
  • Se recomienda la ingesta de alimentos y líquidos de temperatura templada o fría. Puede optar por agua, jugos, sopas, gelatina y helado. Estos dos últimos pueden favorecer el alivio del dolor y molestias de la garganta. También ayuda a que la persona se mantenga hidratada, favoreciendo el cuadro. No se debe utilizar cítricos, picantes, salados o hasta bebidas con gas. Puede aumentar el dolor y las molestias.
  • En caso de ingerir alimentos sólidos, se recomienda en estos casos el consumo de yogurt y cereales remojados o blandos. Todo alimento ofrecido debe tener textura suave y fácil de tragar.
  • Debe estar atento a síntomas como boca seca, falta de lagrimeo, disminución de la orina, ojos hundidos y debilidad. Todo esto puede estar asociado a deshidratación.
  • En casos donde se presente vómito, aumentar la ingesta de líquidos.
  • Realizar higiene bucal con cepillos suaves y utilizar enjuagues bucales que contengan anestésicos para aliviar los dolores.

Prevención

Algo a tener en cuenta con la herpangina es que no existe vacuna contra el virus que la causa. Por lo que resulta necesario mantener un riguroso plan de prevención para evitar que se desarrollen epidemias en las guarderías y escuelas.

En este sentido, se considera esencial el lavado de manos, recomendando que dure al menos 20 segundos y realizarlo con agua y jabón para poder eliminar el virus adecuadamente y evitar su propagación. Esto no solo será indispensable en los niños, sino también en los adultos que se relacionan con ellos. Resulta esencial realizarlo sobre todo en las siguientes situaciones:

  • Cuando se limpia la nariz.
  • Se realiza un cambio de pañal.
  • Tras el uso del baño.
  • Antes de cocinar o manipular alimentos.

Es necesario que se realice una higiene adecuada de todos los objetos y elementos con los que están en contacto los niños y adultos, incluyendo los juguetes. Este proceso debe realizarse con cloro ya que los productos con alcohol no logran eliminar el virus de las superficies. También se considera que, si su hijo presenta algún síntoma, no debe enviarlo a la guardería o escuela. De esta manera se rompe la cadena de contagio.

¿Cuándo ir a urgencias?

Existen situaciones donde la persona debe acudir a urgencias. Esto en general se asocia a cuadros complicados o con síntomas pocos usuales. Esta decisión debe tomarse cuando el niño se muestre confuso, muy débil, con problemas para respirar, sufre de desmayos o convulsiones.

También es indispensable la atención médica inmediata si la fiebre se acompaña de rigidez en el cuello, dolor de cabeza intenso y que no cede, la fiebre persiste más de 5 días y presenta signos de deshidratación. Deberá tomar esta decisión de igual manera si no existe mejoría de síntomas o los mismos empeoran con el tiempo.

Rafael Aragón

Rafael Aragón

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